PLANO SECUENCIA, POEMA SOBRE LOS ESPEJOS DE PLATA QUE GUARDAMOS EN LA NEVERA, EL AMOR Y MARTIN SCORSESE

 



Tras limpiar de arena el objetivo, 

el Dios Scorsese me hace avanzar por un plano secuencia.

Sé que ha meditado mucho dónde colocar la cámara

y qué versos merecen la pena recoger en la imagen.  

Se intuyen dos cuerpos en una cama revuelta.

La steadycam me sigue desnuda hasta el baño:  

me vacío mientras un cuervo de realidad picotea mis ojos.

Me levanto ciega y me abro paso entre las noticias de la mañana:

los muertos, las bombas, la bolsa, el IPC, los datos del desempleo.

Mi gato se cruza conmigo y se acomoda en las necrológicas del día. 

Atravieso mi salón a tientas 

y me detengo para saludar a Borges que canturrea una milonga.

Después de varios tropiezos contra las puertas de la vida, 

finalmente, la nevera.

El plano secuencia concluye en todo un acto de rebeldía:

lamo la tapa de plata de un yogur 

para recuperar el grito de mi madre.





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