Relatos irracionales
Pi (π), e,
la raíz cuadrada de dos, el número áureo (Φ). Son algunos de los números irracionales, esos que los antiguos griegos
denominaban inconmensurables. Su descubrimiento en el 500 a.C. resultó tan incómodo que parece ser que los discípulos de Pitágoras quisieron ahogarlo junto al
joven Hipaso de Metaponto, al que arrojaron al río por no guardar el secreto de
su existencia. Estos números, que contienen una cantidad infinita de decimales
y que, por tanto, no se pueden representar en una fracción de números exactos, además
de ser la manzana de la discordia de la aritmética, guardan en su
inconmensurabilidad un valioso patrón para la creación literaria.
En esta
entrada, te animo a que crees tus
propios microrrelatos irracionales a partir de uno de estos números. Basta con
tomar las distintas cifras del número irracional elegido,
por ejemplo, pi, es decir, 3,141592653589... y comenzar a escribir. Así, la
primera palabra de nuestro texto debería contener la cantidad de letras
equivalente a la primera cifra de pi (3); la segunda palabra presentaría una
única letra; la tercera, cuatro; la cuarta, una, y así sucesivamente. El poema
o el microrrelato podría detenerse en la cifra que nos convenga. Te dejo aquí
algunos ejemplos de textos breves para cuya creación utilicé el patrón de pi:
“Voy (3) y (1) miro (4) y grito desdichas. Me pueden todas las penas.
Tropiezo espantada, trémula.
¡Banqueros! Veo la cal bursátil caer sañuda ”.
“Ser y amar o morir. Tristezas de
sueños, vidas sin rumbo, trémulas tormentas, vértigo imposible. Sin ti, sin
desearte, sólo muerte”.
“Tan a
tiro y fruto prohibido de dioses. Boca con manos, terrible blasfemia, vértigo
insensato. Mas no amo, famélica cato”.
Y para
terminar, este último texto irracional de un exalumno mío de 3º de
ESO del IES Humanes, casi a la altura de la paradoja borgiana y del ingenio de Monterroso: “Fin”.
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