CÍCLOPE Y HERIDA
Cíclope y herida (editorial Loto Azul), mi primera colección de relatos, surge a partir de una pregunta: ¿seguiría siendo Ulises el héroe del relato si fuera una cíclope ciega la que contara la historia? La respuesta es esta colección de veinte relatos que se desarrollan en escenarios tan dispares como una agencia de publicidad, la isla de los cíclopes, el Madrid de posguerra o Milwaukee y en la que trato de conjugan humor, ironía y lirismo para colocar al lector frente a la mirada escrutadora de la narradora que nos habla de sus heridas:
“Ahora que es noche para ser ciega, escribo y fabulo sobre Nadie para contarte una a una en mis heridas, que bien pudieran ser las de Nadie, las tuyas y las de cualquiera de los hombres y cíclopes...”.
El Nadie de la cíclope es ese Ulises responsable de su ceguera y, de manera implícita,
antagonista de cada uno de los relatos: representa la guerra, la mirada egoísta
del otro, el miedo, la pérdida del hijo o la falta de amor de los padres:
“Te has ido en un sueño dulce de alcohol, sin que tu hígado respondiera por muchos de tus pecados de madre… Yo solo quería calzarme tus zapatos rojos de tacón y estar a tu altura de doncella de Botticelli. Ser como tú, la Silvia de la Dolce Vita, y gritar metida en la Fontana de Trevi, Marcelo, come here, hurry up…” (del cuento JARRÓN CHINO).
La cíclope, no obstante, reconoce en Nadie la cura: en su orilla más humana descubre el amor, el placer, Lisboa o la literatura (en los relatos están especialmente presentes los cuentos de Borges, Rayuela o La metamorfosis de Kafka).
El lector, además, se topará con la sorpresa de personajes famosos como Einstein, Safo, Ulises, Ramón Gómez de la Serna, el padre Llanos o el químico Enrique Moles que comparten página con una profesora neurótica de instituto, un guitarrista de blues fracasado, un trapero de Vallecas, un escritor homosexual que habla con sus padres muertos o una Ariadna antitaurina.
Nadie y la vieja cíclope, a pesar de sus diferencias y heridas, poco a poco se muestran hombre y Dios a un tiempo, así como herida y sutura.
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