La poesía era invisible, pero nadie se percató de ello


REFLEXIÓN LA INVISIBILIDAD 
Acabo de descubrir el siguiente microrrelato de Gabriel Jiménez Eman: "Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello". Diez palabras le bastan al autor venezolano para llamar la atención sobre la incomunicación humana y sus consecuencias terribles. Tras el oxímoron,   la reflexión amarga que ha de realizar el propio lector en torno a la soledad y el aislamiento, algo inasumible para el animal social que somos, aún a pesar de que el existencialismo sartriano nos advierta de que "el verdadero infierno es el otro".  
Es inevitable preguntarse tras la lectura del casi aforismo de Jiménez Eman por qué nadie se percató de la  invisibilidad de aquel hombre. Aunque, si era invisible, ¿cómo diantres iba alguien a darse cuenta siquiera de su presencia?
El caso es que yo, que creo estar hoy en Lisboa, saldré al encuentro de la saudade de esta ciudad, con el peso de mi invisibilidad en los bolsillos y la esperanza de que alguien se percate de que existo antes de que cruce el sueño  del puente rojo. 

Comentarios

Entradas populares