Reseña sobre Literatura de la conversación
RESEÑA DE LITERATURA DE LA CONVERSACIÓN, DEL REY ARTURO
Un hombre con barba, que detesta el humor y
cree que es necesario pensar en el suicidio al menos una vez a la semana, se
reúne para charlar con otros cuatro contertulios: un pedante misógino con sombrero “que no tiene respeto ni por la religión,
ni por la moralidad, ni por el amor”; un rubio que jamás ha pecado y que desea
hacerlo con todas sus fuerzas; un arquetipo de mujer feminista que asegura
que “vivimos en una obra y que estamos siendo constantemente escritos”, y un
joven que no abre la boca más que para matar.
Literatura de la conversación (editorial Seleer), ópera prima del Rey Arturo, estos
personajes con nombres genéricos, al modo de Tres sombreros de copa, dialogan,
se contradicen, rebaten y discuten sobre el amor, la literatura, el arte, la
propiedad privada, el concepto de verdad, la religión, la individualidad, los
espejos o quién de ellos es el asesino. Comienzan, de hecho, con una grotesca
discusión sobre en qué momento del día se
encuentran que recuerda un tanto a Esperando
a Godot, de Samuel Beckett. Y lo cierto es que EL DE LA BARBA, EL DEL SOMBRERO, EL RUBIO y LA MUJER, parecen estar en desacuerdo en todo salvo en una doble cuestión: que “uno de los males de nuestro siglo es la poesía y otro es la carencia
del pijama como prenda fundamental”. Son personajes irreverentes, incorrectos y tan
demoledores que se permiten el lujo de atentar hasta contra uno de los pilares
de la Filosofía: la búsqueda de la verdad. Al respecto dice EL DE LA BARBA: “Casi
todo se puede pensar hoy en día. Puede usted incluso dedicar su imaginación a
la búsqueda de la verdad, si desea perder el tiempo”.
Si les soy sincera, hacía mucho tiempo que
no me reía tanto con un texto teatral filosófico dialógico surrealista reflexivo
inconveniente sarcástico paradójico ionesquiano neoclásico posmoderno de humor
negro de todos los Santos. Porque la obra que Noelia Serrano firma bajo el
pseudónimo del Rey Arturo, o viceversa, es una absoluta rareza de la literatura en castellano con la que hasta
don Latino se hubiera o hubiese (pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo)
quitado el cráneo.
Literatura de la conversación nos recuerda la
necesidad de un placer muy quijotesco: el platicar, el hablar con el otro; no
tanto para conocer a los otros como para reconocerse a uno mismo en el espejo
de quien dialoga con nosotros. Pláticas que son cañones artillados de humor
negro, como ese momento en el que llegamos a la ocurrencia de El DEL SOMBRERO
que dice a propósito de los escritores: “Querido
amigo, hoy en día, incluso bañar al perro es literatura”. O cuando nos recuerda con una especie de greguería
que matar a alguien en sueños “es delito onírico”. Y junto al humor negro, los
innumerables aforismos. Especialmente incisivos son los de EL DEL SOMBRERO:
La verdad no existe y solo tiene cabida en personas inteligentes.
La convicción
se ve todos los días y solo se da en ignorantes”.
“Que conozcan la realidad no les hace sabios, les hace
aburridos e ignorantes.
Todo aquel que no se despliega hasta otros lugares a
través del pensamiento
está abocado a ahogarse en un mar sin ideas”.
Aunque yo, de manera absolutamente interesada, por eso de estar entre los
cuarenta y la muerte, me quedo con este par de enunciados que Noelia Serrano
pone en boca del Rey Arturo y este, a su vez, le obliga a decir al RUBIO:
“Las canas son muy atractivas en una mujer, le otorgan
madurez. No hay nada más seductor que la
edad”.
Pero nos falta hablar de un rasgo de estilo también esencial en esta obra y
es el uso de imágenes poéticas como contraste al sarcasmo y diálogos de lo
absurdo que recrean las intervenciones de los personajes. Porque la obra, por
muy crítica que se muestre con los poetas, está jalonada también de lirismo:
EL DE LA BARBA: “La luna solo sale cuando empezamos a aburrirnos”.
EL RUBIO: “Yo veo los bosques rojos porque me arden en las pupilas,
usted
los verá verdes porque le sollozan los sauces”.
Es además
una obra teatral especialmente
despiadada con el oficio de escritor. Es tal el descaro de
nuestra joven autora que ella, que devora y respira de la literatura, comete el
oxímoron de criticar de forma feroz a los escritores para hacer algo muy
cervantino: reírse incluso de ella misma que resulta ser también escritora y,
por tanto, objeto de burla y crítica. Así, EL RUBIO hace el harakiri al Rey
Arturo y, por ende, a Noelia Serrano cuando señala sobre los escritores lo siguiente:
“No negaré que se dedican a encerrarse
horas en sus despachos y a escribir historias que podrían vivir. No negaré
tampoco que son unos cobardes, casi nunca dejan de
recitar para pasar a la acción. Realmente, me parece una
hipocresía que ellos escriban sobre las hazañas que
realizan otros, es una completa desvergüenza”.
El personaje de LA MUJER también vierte cianuro contra el ego de los autores
literarios.
Advierte “Es imposible que un escritor
se aburra de su propia obra.
Puede renunciar a ella, desear quemarla, considerarla nefasta, detestarla
hasta límites que la razón desconoce, pero jamás podría aburrirse de ella.
El ser humano se llega a odiar a sí mismo, pero nunca se aburre de sí
mismo".
Por cierto, es el mismo personaje que
asegura en otro momento de Literatura de la conversación que “Todas
las personas en las que merece la pena fijarse tienen bigote”.
Permítanme que termine por el principio: soy Pilar del Pozo, profesora
de Lengua castellana y Literatura de la Noelia Serrano de 12 años. Sólo le di clase en primero de la ESO y ya por
aquel entonces despuntaba como narradora adolescente en los microrrelatos que
escribían a diario mis alumnos del ÍTACA en su cuaderno de bitácora. Era y es
uno de esos seres nacidos y elegidos para la escritura. Es cierto que últimamente se me
entretiene con zarandajas como hacer un doble grado en Criminología y Derecho y
que le ha dado por estudiar Filosofía por la UNED, qué le vamos a hacer: nadie es perfecto; pero sé que Literatura
de la conversación es solo el principio de una autora insultantemente
joven y con irreverente voz propia. Temblad Roland Topor, Becket, Groucho Marx,
Ionesco, y Fernando Arraval porque Noelia Serrano acaba de publicar su primer
libro. Una autora en la que merece la pena fijarse aunque no tenga bigote.
Tan hilarante, que no he podido evitar pensar en mi blog de microrrelatos: http//consentidodeletras.blogspot.com (aquí te lo dejo por si te quieres divertir un rato)
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir tu blog. Saludos.
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